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Las anillas de refresco, las cápsulas de cafe, etc. tienen su pequeña historia. Cuando comencé a hacer cosas con ellas, mis amig@s empezaron a guardar y a pedirlas a otros. Y, poco a poco, fue como una gran “cadena de favores”.

En cualquier lugar hay alguien que me conoce, o conoce a alguien que yo conozco; y que se acuerda durante dos segundos de mi o de esa otra persona. Y hace el gesto de arrancarla del bote, de apartarla, guardarla y hacérmela llegar.

Es muy bonito pensar en los segundos que alguien se acordó de otra persona. Aparte de los valores ecológicos del reciclaje.

GRACIAS A TOD@S

   Estamos en la cultura del despilfarro.

   Queremos tener más de todo, y nos incitan para cambiar cualquier cosa que tengamos periódicamente. Necesitamos más cosas para facilitarnos la vida o sentirnos felices.

   Frente a este despilfarro nos consolamos diciendo que reciclamos porque utilizamos los contenedores de colores para aparcar los materiales que no se descomponen fácilmente en la naturaleza.

   Tras el contenedor hay más gastos de materias primas para volver a reciclar el material en circulación en las cadenas de producción.

   Antes de un nuevo circulo en el proceso de transformación, podemos adaptarlos a nuestra vida, alargando la utilidad de los objetos, con cariño e imagi- nación, algo que solicitamos para nuestra propia vida.